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Rudolf Laban

Bratislava 1879-Londres 1958

Bailarín, coreógrafo y teórico de la danza y el movimiento. Fue uno de los fundadores de la danza moderna en Europa, en la modalidad de danza expresiva o expresionista, y su trabajo fue difundido a través de sus colaboradores más reconocidos como Mary Wigman, Kurt Jooss, Sigurd Leeder y Albrecht Knust. 

Gracias a sus exploraciones teórico-prácticas, el conocimiento de la danza y el movimiento adquirió nuevas dimensiones. Inventó un sistema de notación de danza (kinetografía o notación Laban) y desarrolló un modelo de análisis de la dinámica (eukinética o esfuerzo) y las formas espaciales (coréutica) en el movimiento.

Fue el primer coreógrafo que se ocupó de la danza comunitaria y propuso transformar el papel de la educación dancística, ya que pensaba que la danza debía estar disponible para todos.

Vida y obra

Laban era hijo de un noble militar del imperio austrohúngaro. De niño, vivió en Bosnia y Herzegovina, además de Bratislava y Viena, lo que le permitió familiarizarse con las culturas occidental —urbana y rural— y oriental.
Se negó a seguir la carrera militar y, en cambio, se trasladó a París para estudiar arquitectura, Ahí fue donde empezó a tener contacto con diferentes aspectos de la danza teatral europea.

A la edad de treinta años se mudó a Munich, el centro artístico de Alemania, y durante los veranos iba a Monte Verita, Suiza.

Su época más productiva fue de 1919 a 1929, en la cual tuvo varias compañías de danza. Abrió 25 escuelas en diferentes ciudades, organizó numerosos coros de movimiento, escribió artículos y libros, bailó y montó coreografías.

En 1930 fue nombrado director de movimiento y coreógrafo de los Teatros Estatales Prusianos y cuatro años más tarde, ya en la Alemania nazi, fue nombrado director del Teatro de la Danza Alemana.

En 1936 la coreografía que estaba preparando para las Olimpiadas no fue del agrado del Ministro de Propaganda y se le puso bajo arresto domiciliario. Dos años después logró llegar a Gran Bretaña, donde se quedó hasta su muerte. Ahí colaboró con la industria, introduciendo métodos de estudio del movimiento en el trabajo para incrementar la producción.

Durante sus últimos años de vida sentó las bases de lo que ahora es la carrera de terapia en danza y el entrenamiento de movimiento expresivo para actores.

El legado de Rudolf Laban

Lo que distingue a Rudolf Laban de otras pioneras de la danza moderna es una peculiar combinación de habilidades: fue un artista creador y un pensador que transformó la manera de ver el movimiento y la danza. Si bien su legado no es un conjunto de coreografías extraordinarias, sí nos dejó un corpus de conocimiento único surgido de un minucioso trabajo práctico de exploración que culminó en varios métodos analíticos. 

Es importante resaltar que, para desarrollar sus ideas, preparó una serie de colaboradores a lo largo de su vida que poco a poco fueron profundizando sobre estos aspectos, llevándolos hacia nuevos horizontes. Esto abarca desde Mary Wigman hasta Marion North, pasando por Albrecht Knust, Lisa Ullman, Warren Lamb, Valerie Preston-Dunlop, Ann Hutchinson-Guest, Jacqueline Challet-Haas y muchos otros.

El trabajo de Laban no terminó con su muerte. En la actualidad, el campo coreológico es tan extenso y multifacético que nadie puede aspirar a abarcarlo en su totalidad.

Sin embargo, a pesar de que cada año se crean nuevos signos de notación, se registran y reconstruyen numerosas coreografías, y se aplican los diferentes métodos analíticos a nuevas áreas, el principal legado de Rudolf Laban sigue siendo cualitativo: el desarrollo de un espíritu de curiosidad y cuestionamiento ante el movimiento.