Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

Después de décadas de ver danza desde un punto de vista coreológico, he llegado a la conclusión de que no hay coreógrafas/os “buenas/os” o “malas/os”. Más bien, el asunto está en si existen inconsistencias entre la intención creativa y lo que sucede a la hora de una función, es decir, el resultado performático.

 Las asesorías coreológicas están basadas en una combinación de varias disciplinas, conceptos y métodos. El punto de partida son los estudios coreológicos, una matriz teórico-práctica que considera que la danza es un arte performativo y corporeizado, y examina simultáneamente la forma y el contenido al analizar los nexos que se establecen entre los hilos conductores del medio dancístico (persona/ejecutante, movimiento, sonido y lugar); esto ofrece la estructura ideal para averiguar si la intención creativa de una pieza es congruente con los resultados performáticos y perceptibles.

A los estudios coreológicos se le suman conceptos sociológicos como la práctica de la vigilancia epistemológica, métodos de investigación cualitativo como el estudio de casos, y métodos pedagógicos como los de investigación-acción y de enseñanza para la comprensión.

Las asesorías coreológicas son un diálogo entre un/a coreógrafo/a y una asesora con el propósito de generar un espacio para el análisis y la retroalimentación de una obra antes de que se estrene. La asesoría empieza con la presentación de la pieza y la asesora documenta la manera en que los componentes estructurales del hilo conductor del movimiento (partes del cuerpo, acciones, dinámica y fraseo, formas espaciales y relaciones) son utilizados. Hace preguntas sobre la intención de la pieza y dice lo que observó. De manera conjunta, la asesora y la compañía deciden a qué aspectos se les dará prioridad y eligen la sección sobre la que se trabajará.

A continuación, la asesora diseña una serie de ejercicios prácticos de acuerdo a las categorías analíticas que se necesitan reforzar. Después, pide al/a coreógrafo/a que explore las categorías trabajadas y que cree nuevas opciones de movimiento para integrarlas a la sección que se está analizando. Finalmente, el material nuevo se revisa y discute por todos los presentes.

Así, la perspectiva coreológica permite identificar problemas estructurales o performáticos con precisión y diseñar ejercicios que permitirán al/a coreógrafo/a elegir entre varias opciones para resolver el asunto, siempre de acuerdo a su intención creativa y su propio estilo para elegir la que se acerca más a la materialización de su intención creativa.

Miriam Huberman Muñiz